En 1992 fue trasladada a San Pedro, y años más tarde vino el traslado más difícil: a Barahona, donde no tenía contacto con los pobres, y la distancia hacía muy difícil las reuniones con los etecianos. Así tuvo que dejar su amada Congregación por ser fiel a su vocación y por estar al lado de los más necesitados. A través del Obispo de San Pedro, retuvo su estado de Religiosa y continuó trabajando con los pobres y en la escuela Santa Clara, hasta que el Señor la llevó a iniciar lo que hoy conocemos como “Proyecto Esperanza”.
De Sor Angelina destaca su transparencia y sencillez. Se hace cercana a la gente y los ayuda en todo lo que puede, sobre todo a los niños y jóvenes. Pero ante todo, la caracteriza la esperanza, el optimismo. Vive enamorada del Señor y su entrega a El la hace feliz.
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